viernes, 16 de enero de 2009

Salí contigo
a recorrer
el mundo.
El espejo del amor
fue nuestra
vida.
Nos amamos
por el mar
y por los ríos
y por la fértil
tierra
del destino.
Me enseñaste
a ser mujer;
fértil mujer
con hijos
de tí mismo.
De niña aguardaba
tu encuentro
y te esperaba;
la madurez
de mi alma
presentía
la unión
perfecta
en un sólo
vientre.
Eterno
compañero;
vuelvo a
decirte;
que el
ocaso
de mi vida
se está
acercando.
Así el amor
nos unirá
por siempre
en las manos
de Dios y en
sus palabras.
Si tu te has ido;
¿a quién recurro,
en esta soledad
de mil recuerdos?
Dista mi soledad
los momentos
que sin querer
dejaste en el camino.
Duerme
tu recuerdo
en el calor
de mi noche.
Duerme
sobre mi
cuerpo frío.
¡Necesito tu amor
para nacer
de nuevo!
en la morada
dulce de tu vida.
Soy un
caracol
sonámbulo;
que lleva su casa
a cuestas,
y avanza
con la lentitud
del río,
para encontrar
tus huellas.